30 diciembre 2003

Quisiera dejar algo escrito para estos días, pero entre que ando recogiendo la mesa de la oficina, dejando algunos deberes al compañero que ha de venir el día 2 y pensando en el viaje de mañana y en lo que he de meter en la maleta; no se me ocurre nada, ni un triste cuento de Navidad dadas las fechas en las que estamos. Espero poder disfrutar de unos días fuera de esta cuidad y conocer una nueva que no conozco. A los que estos días están por Madrid, que no se pierdan por la noche La Cibeles niNeptuno, los han dejado preciosos. Bueno, a mi me gustan, con esos colores tan vivos que resplandecen en la noche, rodeados de miles de luces: de los coches, de los árboles, de las farolas. Me recuerdan a una foto coloreada deOukelele (creo que se escribe así) y en una visión nueva de las dos estatuas. Me ha gustado la iniciativa, mucho mejor que acristalarla en días de fútbol.
Me despido por unos días, esperando volver renovada de mi viaje, de mis vacaciones y esperando que el 2004 sea tan bueno para mi como para todos los que conozco y desconozco.


FELIZ 2004, aunque me repita





29 diciembre 2003

1) ¿Qué sientes días antes, durante y después de estas fechas tan señaladas? Creo que si la Navidad empezara el día 20 de diciembre no me agobiaría tanto, pero los grandes almacenes y la televisión se empeñan en hacerlas cada día antes. A este paso las celebraremos tras las vacaciones de verano. Durante las fiestas estoy deseando que acaben; tanta comida, tanta bebida, tantas visitas familiares no pueden ser buenas. Cuando acaban suspiro y pienso… menos mal… he sobrevivido otro año más.
2) ¿Qué recuerdos de la infancia guardas de la Navidad que aún lleves a la práctica? Poner el zapato en el salón y espera los regalos de los Reyes Magos con la misma ilusión.
3) ¿Cuándo y quién rompió la magia infantil de los Reyes Magos?¡¡¡¿Pero es que los Reyes Magos no existen?!!!
3.1) ¿Cómo te sentiste al saberlo? Me siento defraudada, con razón nunca me traían lo que yo quería.
4) ¿Cómo decoras tu casa? Siempre se ha puesto un nacimiento de muñecos de plástico cabezones, ahora los camellos están cojos, el niño siempre se nos pierde entre las figuritas, las palmeras se han quedado sin hojas… Se sigue poniendo, todos los años, un nacimiento de tela que hizo mi madre en el colegio. Ahora como ya hay sobrinos se pone un árbol con bolas, luces y cintas. También velas, un adorno en la puerta, flores de pascua.
4.1) ¿Qué es lo que mas ilusión te hace de estas fechas? Nada... bueno, ver a mis sobrinos cuando abren los regalos.
4.2) Y si no te gustan, ¿por qué? Me gusta ver la ciudad llena de luces aunque los días grises se empeñan en hacer más tristes los días. No me gusta que tengas que parecer feliz a todas horas.
5) ¿Qué le pides a esta Navidad? Seguir conservando lo que tengo.
5.1) ¿Qué sueños quieres cumplir? Los sueños si se cuentan no se cumplen.
5.2) ¿Hay alguien en tu vida al que necesitas tener esa noche más cerca que a otros?
Este fin de año lo pasaré con la persona que me apetece, no encontraría otra compañía mejor… creo.

28 diciembre 2003

Ayer le vi, como el turrón , volvió a casa por Navidad. A veces piensa que el tiempo no pasa y luego te das cuenta de que si. A veces es imperceptible, otras quisieras retenerlo en tus manos y que no avanzara. En todos estos años; y son muchos los que han pasado, sigo esperando esa visita anual. Cuando tienes 20 años la diferencia de edad te parece abismal. Se dice que nunca se alcanza a alguien en edad. Ayer me di cuenta de que esa afirmación tan rotunda es falsa. No alcanzas a alguien en el espacio temporal de los días que se suceden, en las épocas que van pasando. Pero llega un momento en que las mentes se hacen más afines; son más acordes aunque la distancia de años supere la docena. Con 15, con 20 incluso con casi treinta le veía muy lejano. Ahora superada la trintena y él sobrepasando los 40 no me parece que la distancia en edad sea tan diferente como lo era en mi edolescencia. Siendo una niña le veía como un hombre lejano. Ahora siendo una mujer le sigo viendo como hombre. Ahora más cercano. Ahora las miradas son afines y las risas más cómplices. Ahora podría ocurrir... pero eso será en las Navidades futuras.

23 diciembre 2003



                  




22 diciembre 2003

1. Érase una vez un pequeño caballito de cristal... parado en una estrecha estantería de caoba. Era pequeño y era el único que quedaba. Durante un tiempo había estado amparado por una numerosa familia. Sus padres, de un cristal finísimo en el que la luz del sol se reflejaba en haces de colores. Cuatro hermanos tras los cuales se escondía, para quedarse rezagado cerca de la pared. Pero ahora estaba solo. Todos se habían ido yendo de una manera casi cruel. Ahora sentía frío. Ahora nadie le protegía. El rayo de sol que entraba por el ventanal no le alcanzaba, sólo lamía el borde de madera. Concentró sus fuerzas de vidrio y avanzó un paso mal calculado. El pequeño caballito impactó tras una larga caída en el suelo, haciéndose añicos; pequeños fragmentos de cristal que robaron al sol la luz.
2. La puso sobre la cama y muy lentamente... la despojó de sus raídas ropas y limpió su cuerpo con una esponja húmeda. En sus brazos aquel cuerpo le había parecido una pluma, aunque los huesos de ella se habían clavado en su piel, dejándole marcas que enrojecían rápidamente. La tapo procurando que su cuerpo helado entrara en calor. Fuera hacía mucho frío. Nunca había recogido a nadie el la carretera, no quería problemas. Pero al pasar por delante de ella en aquella carretera desierta y oscura la vio desvanecerse sobre la nieve. Ahora estaba limpia, caliente y descansando. Tendría una historia que contar. Se sentó a su lado con un café entre las manos y esperó.
3. No me lo podía creer, aquel helado de chocolate... había sido el culpable de que la chica estuviera como muerta en el suelo. El dulce se derretía a su alrededor, manchándole el pelo y las ropas. Mis seis pequeños hermanos y yo la rodeábamos sin saber que hacer, preguntándonos cómo había llegado allí el helado, quién podía ser tan perverso para tentar de esa manera a la asustada niña que había aparecido en el bosque. No encontramos respuesta y días después la enterramos aún con la dulce sonrisa en sus labios.
4. La mirada de aquella niña... era demasiado intensa para ser de verdad. El iris se adivinaba de un fulgurante turquesa rodeando una pupila extremadamente grande. Miraba a través del cristal, desde el interior de aquella extraña tienda. Pasaba por allí dos veces al día. A primera hora de la mañana y una vez que había anochecido y ella siempre estaba allí; mirando, observando. Una tarde la tienda estaba abierta, la curiosidad por la niña era tan grande que no dudé en entrar. La campanilla de la puerta anuncio mi llegada y el sonido se perdió entre una multitud de animales que me miraban desde todos los rincones, estáticos, impasibles. Un anciano, vetusto como el tiempo, apareció tras una cortina y se presentó. - Buenas tardes, soy Morris Manchen, taxidermista.
5.SI POR LO MENOS ALGUIEN QUISIERA ESCUCHARME...
Pedro Martín Soler.
(1970-2000)
 

19 diciembre 2003

estoy de fiesta en la oficina, cada vez quedamos menos, aunque realmente somos los mejores, los que dentro de un rato nos subiremos en la mesa de la JEFA a bailar, aprovecahndo que ya se ha ido: golpes bajos, alaska.... y un montón de grupos de mi época. Ya llevo una botella de vino blanco; el resto bebe güiski, cerveza, coca-cola (se acaba de romper un vaso, lo he oido) así ke el blanco para mi sola. La verdad es que me acabo de abrir la segunda botella. FELIZ DÍA A TODOS LOS QUE LEEN ESTA PÁGINA. No sigo escribiendo, me voy a bailar.... mañana os contaré la resaca... JAJAJAJA

18 diciembre 2003

Un día cualquiera


Había sido un día gris, oscuro.
Ordenó los papeles de su mesa, innumerables y cerró el ordenador. Todavía quedaban algunos mensajes pendientes en el mail.... Repasó mentalmente su jornada laboral mientras apagaba las luces.
Desde que se había levantado, aunque el cielo estaba encapotado y parecía que toda la tristeza se había concentrado en esas nubes grises, había esbozado una sonrisa. Le gustaban esos días. La gente en el metro la miraba de reojo, extrañados, a ella parecía no importarle el agobio de tanta gente allí apretada.
Pasó el día inmersa en una extraña algarabía interior que contrastaba con la rutina de papeles, llamadas y correos.
Eran las siete de la tarde, decidió que se merecía un regalo más y se acercó a tomar un café a la cafetería de costumbre antes de llegar a casa. En casa no la esperaba nadie. Ladrón, su gato negro, no la echaría de menos.
Había poca gente aún en el local, los habituales no tardarían en llegar.
Se sentó en su mesa de siempre, cercana a la ventana, desde donde veía la calle a través de un cristal empañado y tenía una visión total del café.
Juan el camarero se acercó y le preguntó - ¿Qué tal Aurora, lo de siempre?
Asintió con una sonrisa tímida mientras encendía un cigarro.
Sacó un cuaderno y se entretuvo haciendo bocetos de los objetos del bar. Un sonido de campanillas desde hacía un rato llenaba el aire. Los clientes llegaban. Juan dejó el café solo, en vaso grande y un pastelillo con cobertura de chocolate cuando ella estaba inmersa intentando dibujar el jarrocito que había sobre su mesa. Hoy dentro de él había una pequeña rosa amarilla. Ayer había sido un clavel rosa y el martes una margarita de pétalos gigantes.
Se dio cuenta del café humeante y giró la cabeza a la derecha despacio, hacia la barra para mirar disimuladamente. Allí ya estaba el chico de todos los días, mirándola de nuevo brevemente, lo vio sonrojarse y apartar rápidamente la mirada. Juan levantó los ojos del vaso que estaba limpiando y la guiñó un ojo. Sintió el rubor en sus mejillas y volvió a su cuaderno con manos temblorosas. Oyó de nuevo el tintineo de campanillas de la puerta, el chico de la barra se había ido corriendo otra vez. Ese chico tan extraño pensó mientras lo veía alejarse calle abajo. Tomo su café tranquilamente y el pastelillo. Cerró el cuaderno, tomó la flor y pagó el café en la barra sin abrir la boca. Se fue calle arriba apretando la flor contra su pecho.
El día había sido definitivamente, maravilloso.



Había estado toda la tarde en la terraza, con la melancolía que dan los días grises, viendo como la ciudad se iba difuminando en sombras para resurgir en el momento en que las luces de la cuidad estaba establecido que se encendieran. Era una muerte diaria; era una vida continua. La ciudad nunca dormía del todo. Desde su altar de ladrillos y cristal observaba, esperaba. Sabía que ella acudiría a su encuentro en cuanto el último resquicio de luz, del astro rey, se descolgara del cielo. Ella no podía acudir antes. Se lo había susurrado en un sueño frenético días antes. Él había despertado de ese sueño bañado en un sudor frío, temblando de miedo pues había sido demasiado real; las marcas de las uñas de ella en su piel lo confirmaban. El olor a jazmines siguió durante horas suspendido entre las paredes de la habitación. Había estado allí y sabía que lo había elegido para una vida eterna junto a ella. Tras mañanas de incertidumbre agotadora y noches de una pasión desatada fuera de cualquier parámetro establecido entre mortales, decidió que la amaba, que la amaría siempre. Ella pareció leerle el pensamiento y sonrío como si fuera una adolescente aunque toda una existencia, más allá de la que él conocía por los libros, estaba contenida en sus negras pupilas. La noche se cerró en torno a él, espesa, callada y de repente gélida. Ella estaba allí. Con su piel inmaculada y fría, en su rostro se adivinaban unos labios de fuego bajo unos ojos relucientes. Vio su sonrisa blanca acercándose; la eternidad lo sumió en el más dulce de los besos.
 


táctica y estrategia

Mi táctica es mirarte
aprender como eres
quererte como eres.
Mi táctica es hablarte
y escucharte construir
con palabras
un puente indestructible.
Mi táctica es quedarme
en tu recuerdo,
No sé cómo, ni sé con que pretexto
pero quedarme en él.
Mi táctica es ser franca
saber que eres franco
y que no nos vendamos simulacros,
para que entre los dos
no haya telón ni abismos.
Mi estrategia es en cambio
más profunda y más simple.
Mi estrategia es que un día cualquiera
no sé cómo, ni sé con que pretexto
por fin me necesites.

(Mario Benedetti)

La noche me dio un nuevo pensamiento para ti
que la luz del sol me ha robado

15 diciembre 2003

 

1) ¿Qué quitarías del mundo?A los intolerantes
2) ¿Cuál es tu sentimiento favorito?La melancolía
3) ¿Cuál es el recuerdo más intenso que tienes?El beso de Rafa
4) ¿Cuál es el pensamiento que más se te repite a lo largo del día?
Que me gustaría estar en otra parte
5) ¿Qué es lo que más te gusta provocar en la gente? Buenos sentimientos


12 diciembre 2003


Relatas un pasado que se ha quedado envejecido,

hablas de una vida, de una existencia

que has credo en unas palabras.

¿Las escribiste tú?

¿o las escribieron otros para recordarte?

... la puerta siempre está abierta






Por qué todavía no se ha inventado

un remedio eficaz contra la

     RESACA!!!!