28 diciembre 2003

Ayer le vi, como el turrón , volvió a casa por Navidad. A veces piensa que el tiempo no pasa y luego te das cuenta de que si. A veces es imperceptible, otras quisieras retenerlo en tus manos y que no avanzara. En todos estos años; y son muchos los que han pasado, sigo esperando esa visita anual. Cuando tienes 20 años la diferencia de edad te parece abismal. Se dice que nunca se alcanza a alguien en edad. Ayer me di cuenta de que esa afirmación tan rotunda es falsa. No alcanzas a alguien en el espacio temporal de los días que se suceden, en las épocas que van pasando. Pero llega un momento en que las mentes se hacen más afines; son más acordes aunque la distancia de años supere la docena. Con 15, con 20 incluso con casi treinta le veía muy lejano. Ahora superada la trintena y él sobrepasando los 40 no me parece que la distancia en edad sea tan diferente como lo era en mi edolescencia. Siendo una niña le veía como un hombre lejano. Ahora siendo una mujer le sigo viendo como hombre. Ahora más cercano. Ahora las miradas son afines y las risas más cómplices. Ahora podría ocurrir... pero eso será en las Navidades futuras.

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