04 enero 2006


Hay días en los que uno se siente perdido, días en los que sólo necesita una palabra amable, una mirada de cariño; el susurro imperceptible de un abrazo. Hay días en los cuales el sol se oculta entre las sombras que le ofrecen las nubes porque no quiere brillar ni iluminar. Sólo quiere esconderse y desaparecer; pero su sino es permanecer, doblegarse a si mismo, renunciar a la lucha interna del corazón caliente y la mente fría. Sabe que saldrá perdiendo porque sus pasiones son más fuertes que su odio, porque el agua es capaz de apagar el fuego pero el fuego no congelará nunca el agua. Dos tan iguales y tan diferentes.

Hoy el sol necesitaba el cariño que nunca tuvo. Hoy renunció a todo aquello por lo que existía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los días malos tienen que existir, y el sol tiene que ocultarse entre las nubes, porque de lo contrario nunca nos agradaría en una tarde de abril después de una lluvia.
Mira que chorradas digo, pero no se me ocurría nada mejor. S2