08 septiembre 2004

Siento que crecer no me hace ni más iluso, ni más confiado, ni más vulnerable. Siento que al mirar el cielo, y las estrellas que lo pueblan, todo es posible. Como que vuelves, como que nunca te has ido. Veo en cada paso que doy, en cada beso que recibo, parte de ti y de lo que has sido.
Añoro el tiempo que pasé contigo, echo de menos la risa, la mano que me has tendido. Busco, con el corazón herido, esa parte que me ha pertenecido. Nostalgia de las noches en vela y el fuego encendido. Quiero arañar los recuerdos, apretar las horas, evitar la sangre del desgarro del alma errante que existe en mi. Echo por tierra lamentos mojados, moldeo el viento, canto a la luna mientras escribo. A borbotones aparecen recuerdos, frases perdidas, imagino el camino y me siento perdido. Ocurren desvelos cuando intento dormir y no puedo, imágenes marchitas quedan latentes en el techo, en el olvido.
A veces un destello, una luz, un reflejo marchito me instan a mirar atrás en el camino. No te encuentro ¿dónde te has metido? Grito en la niebla, me he perdido. Nadie me escucha, mi voz rebota en la confusión de lo que significa tu partida. Soy una pieza olvidada en el tablero, una aguja sin hilo. Fui tantas cosas cuando estabas conmigo, que me da miedo pensar en lo que soy ahora que te has ido.

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