30 abril 2008

El ansia de amor fue su prime maestro.

De pronto sintió el abismo de la vida.

Mientras el mundo andaba en guerra vivían el amor. Para ambos el amor esa una experiencia nueva a la que se entregaron sin conención, sin mala conciencia, sin remordimientos, sin reseervas. El mundo se mataba y ellos, se acariciaban, se abrazaban, se amaban, sin oír sus dolorosos pasados ni el fragoroso presente que les rodeaba.

Para él, el sabor del amor volvía a mezclarse con el sabor del chocolate.

Para ella, el amor y chocolate erían ya siempre una mima cosa.

Los recuerdos les arañaban el alma.

Si no podía dirigir, no tenía sentido seguir viviendo.

Eso era el Réquiem Alemán, una dulce y serena despedida, una confiada entrega a una transformación para la cual la muerte no era más que una absurda puerta que flanquear sin miedo, aunque con nostalgia.

Pensó que todavía podían ocurrírsele nuevas cosas que llenaran su vida de sentido. Y por curiosidad, sólo por curiosidad, decidió seguir viviendo.

Inevitablemente se enamoró, esta aventura la introduciría en el mundo del amor y el sufrimiento del que nunca más se vuelve a salir.

No podía comprender por qué la gente seguía viviendo si cabía la posibilidad de sufrir un dolor tan profundo como el del desamor.

En una carta le contestó que se sigue viviendo por cobardía. Y por curiosidad.
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Os lo recomiendo para estos día de puente quien lo tenga :o) es un libro de la vida, apasionado, una historia de amor, ajedrez y chocolate.
Yo me voy estos días, disfrutad de mi ausencia!!! aunque os digo que ¡¡¡¡VOLVERÉ!!!

4 comentarios:

Vulcano Lover dijo...

Esa portada ya parece que huele a chocolate y a ocsuridad...

Buen viaje. Descansa y vuelve con fuerza. A la vuelta nos dedicaremos a a la primavera.

abrazos.

Anónimo dijo...

A la vuelta... sorpresa.

;-P

Martini dijo...

Dónde irás?

Jejejejejeje

senses and nonsenses dijo...

feliz puente.
que desanses y lo pases muy bien.

un abrazo.