10 agosto 2005

VACACIONES 3

Es inevitable que mi piel, sobretodo en la espalda se vuelva rosa tirando a rojo en los primeros días de playa, es inevitable aún con crema. Es el síndrome de los pieles blancas que durante todo el año se han escondido bajo mangas y pantalones largos. Es inevitable que las pecas y lunares campen a sus anchas entre mis omoplatos. Así que ya no tomo el sol (sólo para secarme después del baño y por las tardes en el jardín para que las piernas cojan color), pero es inevitable quemarse cuando soy capaz de estar tres horas en el agua y la crema sólo aguanta 40 minutos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Normalísimo. Yo tb me puse como una gamba. S2