30 junio 2004

Lo que una escribe cuando está hasta los mismísimos...

¿Orgullosa? Claro que soy orgullosa, como todos. Y quien diga lo contrario miente. Cierto que a cada uno el orgullo nos afecta de distinta manera, aunque después de cinco minutos llorando encerrada en el baño del trabajo, una está más calmada. Podría proferir una cantidad de improperios que hasta la Real Academia se asustaría, pero mejor me los guardo para mí; como casi todo y las lágrimas; en soledad, que es como más duelen y se disfrutan, yo las disfruto, porque lo que no me mata, me hace más fuerte, y las lágrimas, me hacen más fuerte; aunque nunca aprendo y termino por tropezar de nuevo con la misma piedra. Al fin y al cabo, esas lágrimas son mías y aunque tú tuviste la culpa de que las derramara, quien las conservará, la que siempre tendrá algo que reprocharte por hacerlas brotar; voy a ser yo. Sigo sin entender porqué los humanos nos empeñamos en hacer daño a las personas que nos quieren, porqué te empeñas en hacerme daño, y lo peor de todo hacérmelo sabiendo mis sentimientos hacia ti. Hoy he decidido que no puedo más, que no me lo merezco, que las razones que me llevaron a ti no son suficientes para que sigas en mi vida si no sabes apreciarme tal y como soy. Que no voy a cambiar mi personalidad, NO QUIERO y que no pretendo cambiar la tuya, porque me gustaste tal y como eres, y eso que como humano que eres, estás lleno de defectos: prepotencia, arrogancia, soberbia y un narcisismo que te queda demasiado grande. Todo ello fruto de una autoestima que debe de ser continuamente enaltecida. De un ego que ha de ser continuamente alabado. Falta de personalidad lo definiría yo. De eso me sobra. Creo que soy bastante humana, con una personalidad capaz de superar los retos que se me pongan delante a pesar de hundirme a veces. ¿Peco de narcisista yo también con estas palabras? Puede. Pero no me hacen falta los halagos continuos para sentirme bien conmigo misma. Me creí capaz de aceptarte, hoy me he dado cuenta de que no puedo, de que el sufrimiento es un pago demasiado alto para mi autoestima. No me quiero mucho, pero a partir de hoy voy a quererme más, porque soy la única que me conoce, que se acepta y que se quiere tal y como es. Con mis maravillosos defectos y mis horribles virtudes. ME QUIERO, hoy me quiero más que ayer y me querré más mañana. Porque no te necesito para quererme.

No hay comentarios: