Mejor no lo pienso...

Hay días en que te da por pensar y los murmullos se aferran a las paredes oscuras del alma que vuela porque no quiere ser ella, no quiere esta dentro; pensar le duele. Diseccionas los recuerdos quemando los llantos, escribiendo con sangre en las paredes blancas que asolan el espacio de la memoria que flota en un aire convertido en remolino.
¡¡¡Déjame escapar!!!
No puedo hacerlo, pienso, mientras coso a mis huellas mi sombra, perforando con agujas de plata la carne que entregué a la mentira de tus abrazos…
Fue la piel la que transportó las letanías de los besos impresos de fuego, que siguen quemando aún estando en una lejanía incontenible, no podrían soñar sin tener en la retina una estela marcada. Se perdieron los labios en suspiros, en respiraciones contra el pecho que protegía la fragilidad de los huesos que me sostenían, no renuncié a la sonrisa ni a los amaneceres viendo que tus ojos no eran sólo lágrimas, ni odios mientras tus manos aferraban las mías, mientras el ocaso se perdía.
No gritaré sin sospechas; saltaría al vacío desde un precipicio de banalidades; donde estás tú están todas, habló tú cruel boca mientras se desgajaba el interior ya sombrío por la censura de tu deseo y el camino se hizo tan perverso como tu espalda. Continuar es el castigo del látigo de tus palabras abriendo surcos de un rojo intenso y dejarte la muerte prematura de todos los sentimientos contenidos,
Yo sola no puedo…
Córtame los hilos!!!