11 agosto 2007

Vacaciones 11...

Esperemos que hoy el día sea mucho mejor que el de ayer. Aún quedan horas para amanecer, aún quedan horas por contar.

Vacaciones 10...
Hay cosas que no pueden esperar









Vacaciones 9...

El sol de las barbacoas.

Cuando uno veranea en el norte sabe que el cielo puede cambiar en unos segundos y que lo que promete ser un estupendo día de playa se ve arruinado (para muchos, sobre todo los niños) cuando extensas nubes negras van navegando despacito por el cielo, cubriéndolo todo y haciendo que los planes se cambien en unos segundos, eso sí. No importa que llueva, me gusta que llueva, pero la verdad es que se disfruta mucho en la playa, con los pies en la arena, las olas, los castillos, el olor a mar... Eso sí, bajo la sombrilla y cubierta de crema. Aun así, una se quema, que remedio con la piel tan blanca. Me encanta el mar y bañarme, me encanta la playa, pero también me gusta que llueva.


Al final hubo cañas con los amigos y la barbacoa, con piscina de salsa en un plato de plástico que yo creía el viernes y a la cual había invitado a Uno, se hizo el jueves. Qué risas, que bueno todo otra vez y Luis, que es el maestro siempre del fuego y de que todo quede para chuparse los dedos. Así lo hicimos y hasta perro y gato dieron cuenta de las sobras. Luego una copita en el jardín hasta que el frío nos caló y tuvimos que retirarnos.

Vacaciones 8...
Las bicicletas son para el verano.
Mi bicicleta rosa tiene unos cuantos años, no tantos como yo, pero tienes muchos y se conserva muy joven y dispuesta a pesar de los muchos kilómetros que tiene; cuestas, curvas, descensos... este año tiene ruedas nuevas y corre como el viento. A pesar de las agujetas del otro día cuando bajé a la playa con Javier me subí en ella para pedalear y encontrarme con mis amigos a la hora del aperitivo. La verdad es que es una sensaciónn estupenda sentir el viento que pasa a tu lado cuando corres, cambiar las marchas cuando existe una cuesta casi imperceptible al ojo, pero que se siente en los músculos mientras se pedalea. Las agujetas de las piernas se me han quitado, ahora lo que me duele es el culo. ¿Como resisten tanto los ciclistas sentados en esos sillines tan incómodos?

4 comentarios:

Martini dijo...

Ichi que guay...

Nosotros con las mudanzas... ya sabes, poca cosa... pero algo habrá (al menos tengo esa esperanza).

Muchííííííísimos besos!!

Javier Herce dijo...

Tuviste agujetas de bajar a la playa conmigo? Jajajajajaja, pues espera a el lunes, con mi nueva visita, y verás!!!!!

*Laura* dijo...

Te diría que quitaras el sillin, pero puede ser peor el remedio que la enfermendad,ja,ja.
Yo como no sé montar en bici, mi infancia ha sido mas de patines... viviendo en la capital es lo que hay.
Disfruta del verano con agujetas y todo, besitos de la rubia con casa nueva.

NaT dijo...

Muchos besos mi niño, es verdad que las mudanzas cansan, pero se hacen con una alegría. Esta noche el camarero llevaba una bandeja de Mart-ini, jooo y no me cabía en el bolso :( y lo de las servilletas tampoco.
Nota: he de llevar un bolso más grande

Javier, unas agujetas horribles... o hago más deporte o no puedo volver a hacer esos excesos. Ya supongo que recibirías el mail, siento no verte el lunes.
Muacksssss

Hola rubia!!! ya vi esa casa nueva ¿?¿?¿?¿ ya te preguntaré porqué razón. Ahora sólo le faltan esas reformas made in Mart-ini a ver si cambio entonces el enlace.
No, de momento dejaré el sillín puesto :P que van a pensar los que me vean paseando por la calle XD XD
Un besote ya pasaré por tu nueva casita para dejarte mensajes