05 marzo 2007

Un Mart-ini al día...

... da alegría

La noche se va entre palabras, entre pensamientos callados, voces mezcladas y sonrisas entretejidas que hace tiempo quieren ser compartidas y la distancia se empeña en no juntar. Es esa misma distancia la que hace irreales muchos momentos, aun estando presentes las voces al otro lado. No quise creer, se lo dije muchas veces, porque no quería tener una ilusión que se fragmentara, como tantas otras, en minúsculos trocitos y luego tener que ir recomponiendo el puzzle de la fragilidad de mi vida; terminar por no encontrar una pieza y dejar inacabado otro momento. Pero esta vez el puzzle compuesto de raíles, de travesaños de duro acero, de campos de olivos pasando velozmente, de adoquines grises entre las callejas de una ciudad que en ocasiones se hace inmensa y en otras cruzas una plaza con pasos de gigante; no ha extraviado ninguna pieza.
Allí estaba ese abrazo esperándome, esa sonrisa sólo atisbada entre líneas, esa voz hecha persona: esa persona hecha realidad y su otra mitad. Una infinidad de horas por gastar, por rellenar de todo aquello que nunca da tiempo a contar, de lo que es mejor narrarse con los ojos, conservar en los dedos y mirar con los labios; ese calor que nos hace más humanos de lo que una pantalla nos muestra. Y esos ojos oscuros escrutándolo todo, grabando en su retina cada instante para seguir viéndolo siempre en su lejanía, esas manos posándose sobre cada detalle, reteniendo formas para llevarlas consigo, como si de un molde se tratara.
El sol ilumina las calles, las sombras se disipan y con ellas se fue el miedo a lo desconocido, la timidez y el rubor de las mejillas, trayendo lo dulce; que no es sólo un escaparate que miras y no puedes tocar. Es más atento, más sensible, más tierno y mucho más interesante de lo que pueda parecer y al igual que él hace enormes a los demás bajo su mirada, dentro de la mía él ya no cabe.
Los pies se han movido de un lado a otro, han recorrido las calles una y otra vez. He pisado sus huellas mientras ha seguido las mías, se han perdido las voces en los tejados y los brazos han sido como ese eclipse, del cual no tenía noticias, que te arropan entera sin dejar un solo hueco.
Ahora cordones de colores unen nuestras vidas, la llegada de la primavera ha adelantado sus pasos, las sonrisas se han plasmado perennes y latirán al compás de quienes se encuentran porque el destino ha querido que se encuentren y ha jugado sus cartas sin guardar los ases en las mangas. Esta partida se ha jugado sólo para ganar. Para ganar un trocito de ti, para llevarte un trocito de cada uno, un trocito enorme de mi en tus manos. Un trocito del universo que compartimos.

Gracias por regalarme tu mirada.

(la foto tendría que ir aqui... en breve)



Piedra: Es una mierda esto de ser tan vulnerable, oír una canción y tener que aguantar los recuerdos. Es una mierda utilizar rimel y no poder esconder las evidencias de los sentimientos.

3 comentarios:

Martini dijo...

Que mala eres... me has echo llorar

Vulcano Lover dijo...

vaya... hoy siento rendirme ante tu intensidad, y la sensibilidad de tus palabras... En esas horas de marzo cálidas que el tiempo nos regaló para cuidar nuestro entuentro, y dejarlo escueto de risas y miradas, de amistades... madrid se quedó con nosotros... Besos, desde los que estamos aquí... sí, aquí, en Madrid.

Anónimo dijo...

Hola, NaT! Muchas gracias. No no pasan días, no te creas. Aunque no deje comentarios, aún leo. Solo que muchas veces no se que decir.

Un besote!
P.D. Lo del fotolog es lo que parece. Solo que quería dejarlo en suspense. Juas, juas, juas!