30 agosto 2006




No sé si soy sonámbula o que las corrientes de aire en mi casa son tan sutiles que no las oigo, pero son lo suficientemente fuertes como para abrir una puerta. Me gustaría creer en alguna de esas dos opciones, porque las otras dos que quedan no son muy alentadoras. Una es que alguien ha entrado de madrugada en casa y la otra es que aunque yo lo crea, no estoy sola. Sí, a veces he tenido esa sensación, cómo que no tengo todo el aire de la habitación para mi sola, cómo de tener que compartirlo sin saber muy bien con quien. No hay brisa que mueva las cortinas ni apague velas, ni sudores fríos, ni corrientes que te traspasan. Es sólo la sensación detener una compañía invisible. Me daría más miedo que alguien tangible fuera quien entrara a medianoche; posiblemente a robar, claro que no se detendría en la simple puerta de una habitación; a no ser que esta estuviera protegida por una fuerza que desconozco. Quizá, dejé el armario abierto y alguien aprovechó para salir corriendo, porqué estoy convencida de que nadie pudo salir de debajo de la cama, ni entrar por la ventana para salir por la puerta. La casa cruje por las noches, cuando el calor se ha ido y se van enfriando las piedras dilatadas. Cada uno de sus quejidos es conocido. La madera se resiente, se abre, parece desquebrajarse y las paredes tiemblan por el acoso de los pájaros en el exterior haciendo sus nidos en los huecos de los muros. Pero hace días que la casa esta muda. Me asusta esa tranquilidad y hace de mi aplomo un desasosiego que hacía mucho que no sentía. Me parece estar en medio de un bosque en el que todos los pequeños animales han huido para evitar enfrentarse a alguna bestia que pueda derrotarlos o devorarlos. La casa sabe algo que yo desconozco. Esta mañana ha vuelto a ocurrir, yo sé que estaba sola, nadie había llamado ni entrado, ni se podían haber colado por el susurro de voces en el teléfono, ni transportarse por las redes de alta tecnología, ni los conductos catódicos. Anoche estaba yo; yo sola en casa. Con esa sensación de ser observada, pero sin preocuparme por el espacio a repartir y esa quietud que últimamente me rodea. Sé que cerré la puerta como hago cada noche. Sé que guardé todos mis fantasmas en el armario antes de acostarme y di dos vueltas de llave a la puerta de la calle. Sé que el calor había vuelto a la ciudad y no movía una sola hoja. Sé que no soy sonámbula y nada ha desaparecido de la casa. Sé, que esta mañana la puerta de mi habitación estaba abierta…

6 comentarios:

Vulcano Lover dijo...

Querida Nat, yo he tenido durante años una experiencia parecida... Fue en casa de mis padres, y no era yo el único que la sentía. Esa presencia, invisible pero certera, nos dejaba cerradas puertas que estaban con seguridad abiertas y que nadie había cerrado, y al revés también. A veces era com ouna corriente de aire sutil como la que deja alguien que se cruza contigo en el pasillo, pero nadie se cruzaba en realidad... cercanías que la piel percibe, cercanías que el instinto conoce... Después de una temporada se acabaron.. Mi hermano jura haber visto una noche mientras fue al lavabo un hombre con una gabardina permanecer de pie y silencioso en el pasillo. No sé, él es muy imaginativo, pero la verdad que su espectro es ya un mito de nuestra casa, e incluso algún amigo asustadiza no quiso quedarse nunca a dormir allí... Ya todo pasó, pero a veces lo recuerdo como si me sucediese de nuevo. Es cusioso, cuando pasaba, nunca tuva mieso de sentir ese aire, siempre me extrañaba, pero no me pro´ducía temor... El hombre de la gabardina un poco más, pero de ese no estoy seguro. La brisa inexplicable, las puertas que se abrían y cerraban solas sí. Esas sí eran reales... En fin, para hablarlo cuando nos veamos... ¿el viernes al final?
Besos volcánicos y abrazos para mitigar el escalofrío.

Fernando J. López dijo...

Supongo que los objetos -sí, también ellos- nos hablan a su manera y que las puertas, los armarios y los techos tienen su propio lenguaje para comunicarse con nuestros sueños, nuestras soledades, nuestras alegrías o, como tú bien escribes, Nat, nuestros fantasmas, esos que encierras en el armario antes de dar dos vueltas a la llave de la puerta...
De todos modos, sea cual sea el lenguaje de los objetos, creo que hoy me quedo con el tuyo que, piedra a piedra en este muro, es cada vez más intensamente lírico.
Besos de cine ;-)

NaT dijo...

Me encuentro con un tío con gabardina en el pasillo y me da un soponcio Vulcano, bueno, creo que si pasara me quedaría paralizada. Ya me contarás más ¡¡¡tienes una casa con fantasma!!!
Si, espero que sea el viernes :)
Hoy me quedo con el abrazo, por eso del escalofrío.

Espero que perdones mi supercomentario en tu pantalla gigante Cinephilus... pero tu lo pediste :P

Aclararé, que a parte de esa sensación, alguien había entrado en casa durante el día, mi hermano (no creo), el portero, una vecina, la chica que viene a limpiar... ¿Y si alguien entra cuando duermo y no me entero? uffff, prefiero no pensarlo y agarrarme a la almohada por las noches.
Hoy sí entró el portero, mientras yo no estaba ¿pero y si un día entra estando yo?

Soy de las que sigue pensando que los juguetes cobran vida cuando nuestros sueños nos derrotan y nos sumergen en la oscuridad.
Y sí, soy de las que duermen con el armario cerrado y no, en el no hay fantasmas.

Un beso... de cine, hoy toca mudo

Fernando J. López dijo...

Ay, Nat, que has mencionado en mi blog uno de mis fetiches... Ese alucinante Warrick de CSI... En fin, yo también me relamo y babeo ante el negrito en cuestión... En cualquier caso y por ser tú, estaría dispuesto a compartirlo.
Ves? Ese es el tipo de personaje que no me importaría que se pasease por mi dormitorio... jejeje
Besos de cine animado ;-)

Anónimo dijo...

ufff
que escalofríos!
no te pones nerviosa, te acurrucas en una esquinita en posición fetal bajo las sábanas y te cubres hasta por encima de la nariz, dejando el hueco justo para que tus ojos puedan ver lo que sientes? No tienes esa sensación de que la sábana es una capa que te protegerá de los miedos, de los fantasmas, de tu hermano, de la chica de la limpieza...?

Ha sido inquietante

Saludos

Anónimo dijo...

Besos, besos, besos para todos
Muack, muack, muack.
Acabo de caer en la cuenta de que el tagboard no está.
Acabo de llegar y no hay nadie ;_( sniff
saludos