22 febrero 2006

Muertos y enterrados...

He querido mirarte a los ojos y tu pupila ha rechazado la mía con miedo. Derrotado el momento de alumbrar un sentimiento que nos mataba por dentro; se ha hecho trizas el aire, se ha cortado a cuchillo el viento y nos hemos quedado mudos.
Sangraron las nubes mojando la tierra desierta en la que mis manos no encuentran las tuyas y la brisa es un lamento. El eco tampoco ha devuelto las palabras que te grite arreboladas, mientras mis puños teñidos de rojo escarbaban la tumba de tu cuerpo.No estás, no te tengo, se apagó el brillo oscuro de tu lóbrega y airada hipocresía. Y aunque increpé a un dios inexistente pidiendo una señal y una ayuda, la poca fe que me quedaba en él y la que tú me quitaste a base de reproches y mentiras, abrumando mi centro de gravedad, mi tesón, acechándome la traición de haberte dado mi confianza, me hicieron abandonar el empeño de dejarte vivo.

No hay comentarios: