Si mañana no estoy... hoy diré que TE QUIERO

La Navidad no siempre es un momento de felicidad para todos. Yo no me puedo quejar, porque tengo a mi lado a casi todas las personas a las que quiero, estén más lejos o más cerca. Pero hay otros que en estos días en los que se oyen los ruidos de las panderetas y los petardos por doquier han perdido a alguien. La muerte no descansa ni en Navidad. La muerte no descansa nunca, no sabe de fechas, de horarios, ni que los momentos felices hay que compartirlos en familia o con los amigos. Llega sin avisar y muchas veces te sorprende sin haber podido realizar la cantidad de proyectos que tienes en mente. Hoy me he enterado que la madre de un amigo, que llevaba semanas en coma, falleció el día 22. ¿Cómo celebrar entonces la Noche Buena? ¿Cómo elogiar la vida del hijo de quien se supone que dio la vida a la humanidad, cuando te acaban de arrebatar parte de la tuya? Muchas veces cuando expira gente conocida decimos pobrecillo con lo buena persona que era, tan joven…, pero en realidad los que sufren son los que se quedan, porque en ellos el dolor se hace grande, porque son ellos quienes han perdido. El muerto ya no está, ya no es nada; sólo un recuerdo en quienes lo conocieron, que unos días duele más y otros días duele menos.
También murió un vecino, así, inesperadamente la mañana de Navidad. El perro no dejó de ladrar y a su manera lamentar la pérdida de su amo, de quien le acariciaba cada mañana, cada tarde y cada noche, aquel a cuyos pies se sentaba y corría a su alrededor cuando bajaban a la calle. Mi vecino compartió sus últimas horas junto a su mujer, a sus hijos y a sus nietos. Quiero pensar que fue una noche feliz para él. Que se fue tras estar rodeado de los suyos, que ahora estarán llorando pues él está siendo cenizas en estos momentos en los cuales yo escribo y le recuerdo.
La madre de mi amigo no tuvo la posibilidad de despedirse de los suyos, de abrazar a sus nietas, a sus hijos y a su marido por última vez. Porque ya estaba dormida antes de que la Navidad llegara.
Si nos dieran la posibilidad de saber ¿Querríamos estar al corriente de cuando será el fin de nuestros días? ¿Podremos realizar todo aquello que nunca nos atrevimos a hacer sabiendo el tiempo que nos queda? ¿Seremos capaces de decirle a esa persona que la amaremos siempre sabiendo que nuestro siempre se agotará en breve?
¿Obtendremos el perdón de aquellos a quienes ofendimos? ¿Cumpliremos el sueño de ese viaje nunca llevado a cabo por no disponer de tiempo ¿Consumaremos esas fantasías que nos acosan en las noches de soledad?
¿A qué le daremos prioridad sabiendo que mañana moriremos?