07 noviembre 2005

7 de Noviembre...

El reloj me lo ha dicho después de dejar de observar como las hojas caen de los árboles a través de la ventana y mirar mi muñeca. La fecha ha aparecido ante mis ojos y una imagen se ha ido formando en mi mente. Un recuerdo de adolescencia relegado al fondo de mi saber y durante tanto tiempo sin salir a flote. Hoy Rafa cumple 37 años aunque en mi recuerdo aún no ha cumplido los 18. Para mi sigue teniendo ese pelo rubio de mechones rebeldes cuando lo tenía más largo de lo habitual, le sigo viendo con su jersey gris del que sobresale el cuello de una camisa blanca y su inseparable plumas azul claro en días de frío. Para mi sus manos no se han encallecido al paso de los años, esos dedos largos que agarraban el cigarro tiernamente llevándolo a una boca que siempre quiso ser besada. Su voz sigue resonando en mi cabeza, ahora, sigo oyendo esas palabras de perdón por haberme chillado, por yo ser tan insistente y perseguirlo de aquella manera tan loca. Cosas del amor de mi pubertad y él perder los estribos conmigo. Sigue escrita en el viento su voz cuando me preguntó -¿amigos?- y sus labios besaron las comisuras de los míos. No pude negarme. Recuerdo tantas cosas pasadas, tantos momentos vividos a su lado y en su lejanía; por él nunca sentir lo mismo que yo sentía. Atrás quedan aquellos momentos de tensión por él vividos bajo mi acoso perenne y la vergüenza de ver su nombre escrito en mil colores por los pasillos del instituto. Creo que alguna vez llegó a odiarme, a sentirse mal por yo quererlo y él no poder impedirlo y menos aún corresponderme. Pero el tiempo termina por curarlo todo. A veces deja un regusto amargo en nuestro pasado y otras veces lo miramos con ternura, lo evocamos con cariño y nos preguntamos si viviendo de nuevo esos momentos cometeríamos las mismas tonterías. Estoy segura de que yo haría las mismas, porque al fin y al cabo el amor adolescente puede ser inseguro o tener el valor de mil tigres. No me arrepiento de nada en mis recuerdos de Rafa, ni el pasarme años escribiéndole cartas que jamás fueron contestadas. Sólo me da pena no haber vuelto a saber nada de él y de olvidarme del color de sus ojos.

Quizá otros 7 de noviembre ocurrieron otras cosas, pero hoy me acordé de esta y de sus recuerdos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y a mí me has hecho casi llorar por lo sencillo que has explicado algo tan complejo (y te aseguro que eso no es nada fácil). Has plasmado algo que nunca he sabido como decir.
En serio, me ha impactado.

Un beso

NaT dijo...

¿No es fácil hacerte llorar Nortestharjjjj o explicar lo complejo del paso del tiempo en los recuerdos? Espero que te haya impactado para bien no quisiera yo ver esos ojos tristes. A mi también me ha impactado acordarme de Rafa después de tantos años, ha sido un topetazo con el pasado, pero para bien, guardo buenos recuerdos de aquel chico, aún con sus desplantes hacia mi persona. Esta noche buscaré su foto ;) A veces tengo una memoria para las fechas que me asusta… pero sólo a veces.
Más besos para ti.

Ayyy mi Mirador querido… pues se resisten se resisten, claro que ellos se lo pierden, porque soy como el Bimbo la mas tierna del barrio… la verdad es que el anuncio decía fresco, pero ser la más fresca del barrio sonaría algo mal. Ya sabes donde tengo las orejas, prestas a escuchar; los ojos entregados a la lectura y los dedos “haciendrose liors cong er tesclado”.
Besos y cariños.

Anónimo dijo...

No es fácil hacerme llorar. De hecho no recordaba cuando fue la última vez que lo hice hasta... hasta que lo hice no hace tanto (pero vamos, nadie puede atestiguarlo ;).
Un beso.