05 septiembre 2005

No supo durante cuánto tiempo la oscuridad plateada de la luna estuvo iluminando las arenas de la playa antes de que sus ojos se acostumbraran a las sombras. Había perdido el norte vagando con sus pupilas sobre los hilos de espuma que crecían de las pequeñas olas atrapadas en el influjo del astro nocturno. Durante aquellos eternos minutos, que se hicieron siglos en su desamparo, el agua borró las huellas de miles de vidas, destrozó castillos e inundó las ilusiones de sus constructores y se sintió sólo nuevamente. Como si en la playa nunca hubiera existido más alma que la suya, que triste paseaba su figura buscando un atisbo de cordura y definición del tiempo que parecía detenido. Sólo el ruido callado del mar lo acompañaba y sus pensamientos, que lo golpeaban una y otra vez haciéndole perder las fuerzas.
HABÍA OLVIDADO COMO VOLAR.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Es que todo el mundo se ha vuelto poeta?