EL PHATIO DE PIEDRA

Aún recuerdo aquellos días de asalto personal al corazón indefinido tras una idea crecida en la mente. Aún hoy sigo buscando excusas que no conducen más que a una calle cortada. Aún carezco de toda valentía para mirarte a los ojos, por no poder ocultar mi alma tras esa oscuridad en la que suelo hundirme. Todavía mis manos se hacen huecas hasta alcanzar las tuyas. Todavía recuerdo mil nombres; mil caricias con las que definirte, mil miradas para encontrarte, mil recelos para no tenerte. Queda tiempo para morir, quedan huellas, quedan dolores, quedan suspiros. Las sonrisas se esconden en un revuelo de rumores, que te alcanzan, que me ahogan. Me entretengo tejiendo cuerdas para atarte y retenerte. Pero entre mis dedos sólo gira una cuerda que será mi soga, que será MI MUERTE