02 marzo 2004

carta de amor del pasado

Querida mia:
Estos dias el frio amenaza las cosechas, las vacas remolonean a la hora de salir al prado y los polluelos se esconden bajo las alas de sus madres, que hacen mohines agitando las plumas en busca de algo de calor. La manta que pusiste para cubrir el techo del gallinero se empapo.
Las hierbas del jardin se quiebran bajo mis botas cuando salgo, han crecido demasiado. Maduraron las frutas de invierno, al no estar tu cesto presto para cogerlas se han ido pudriendo entre los hierbajos. Las florecillas que plantaste en las jardineras de los ventanucos y alegraban el alfeizar, se han quedado yertas bajo las heladas del amanecer. Siempre he pensado que tenias una mano especial para la jardineria.
Mantengo encendida la chimenea durante el tiempo que paso en casa, ya sabes que es bastante poco; tu lo sabes bien. Echo madera cuando me levanto para mantener la casa caldeada mientras estoy fuera; ya, ya se que es peligroso dejarla asi. Pero si asi no lo hiciera, al volver haria tanto frio dentro de la casa como fuera. Ahora no estas tu para atizar las brasas.
Como poco, solo un bocado a mediodia y algo por las noches; se me alargan las horas entre las tareas. No es facil estar solo. Ya sabes que la cocina siempre se me ha dado mal. Me gustaba verte trabajar entre los fogones mientras fumaba tranquilamente en mi pipa de espuma de mar.
Tu hermano vendra a echarme una mano. La empalizada que da al lago se rompio; los hijos del herrero enojaron al toro que embestio contra ellos llevandose un trozo de la cerca. Afortunadamente no sufrieron mal alguno; aunque lo merecieran. Ultimamente estan mas revoltosos que de costumbre. Sera que como el techo de la escuela cedio bajo la nevada de la semana pasada se han quedado sin clases y no saben en que ocupar su tiempo. Recuerdo cuando en las tardes de verano se reunian en torno a ti, en el patio, para oirte relatar historias de tiempos pasados.
La perra tuvo al fin sus crias, eligio tu rincon favorito; entre el ventanal y la chimenea, detras de tu sillon para leer. Fueron cinco preciosos perritos; el sexto nacio un poco enclenque y no resistio mas que dos dias. Hice todo lo posible, pero se ve que no fue suficiente. Quiza tu hubieras sabido que hacer, los animales siempre te han querido.
La ropa se me ha amontonado en un rincon de la cocina. No ha parado de llover y me fue imposible tenderla fuera. Me da miedo dejarla cuando estoy Ffuera junto a la chimenea para que se seque. Tu siempre estabas pendiente de que no se quemara y de darle la vuelta sobre las sillas puestas junto a la lumbre.
El tractor me hizo una mala pasada hace un par de dias. Afortunadamente pude quitarme la camisa a tiempo, aquella de cuadros que me regalaste y no me paso nada. La prenda quedo con media manga colgando. Pense llevarsela a tu madre por si me la podia coser, pero al final acabo siendo pasto de las llamas en la chimenea. Me hubiera gustado que me la arreglaras con alguno de esos zurcidos tan coloridos que gustabas de hacer cuando tenias un rato libre.
Se me acaba el tiempo querida mia, habre de madrugar de nuevo en una horas. Tan solo queria ponerte unas lineas para decirte que estoy bien. Que sobrevivo como puedo ante tu ausencia que tanto me llenaba, acompa?aba y ayudaba. Sin ti hay momentos en los que me siento perdido y todo se me viene encima. A veces me gustaria reunirme contigo. Dejarlo todo. Dejar que siga su curso, sin ti y sin mi. Que se pierda todo aquello que construimos y que bajo tu mano avanzo, sobrevivio. Pero tu tan previsora en todo, te olvidaste de que me guardaran un sitio junto a ti en el cementerio.

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