Muchas veces, a solas, se me ocurren pensamientos para compartirlos contigo. Mi mente me habla calladamente, escribiendo en letras plateadas dentro de mi cabeza. Ese sería el momento en que debería alargar el brazo y transcribir esa voz muda a un papel. Pero mis dedos son más lentos que el sonido y dejo revolotear esas ideas sobre mi, pensando que mañana las recordaré. Y al día siguiente las olvido. Cada noche creo un nuevo mensaje, una nueva historia, un nuevo enredo. Cada amanecer postergo las palabras.
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