EL PHATIO DE PIEDRA

Hasta que no pongo esta foto no me da la sensación de estar de vacaciones. La primera incursión al jardín es así, con los pies descalzos y sintiendo la hierba cosquilleando las plantas, a veces más sol y a veces menos. Es lo que tiene el norte, que nunca sabes que te va a deparar.
El primer día aquí es de desconexión total, una se va despojando con cada paso que da, con cada escalón que sube y baja de la casa de esos momentos vividos durante el año, del estrés provocado por el acero y cemento de la ciudad, por los malos rollos en el curro y se va relajando. Incluso hoy, me que quitado el reloj para disfrutar de las horas previas al resto de las vacaciones.
Ya mañana Mikado viene a verme. ¿Hay algo mejor que despedir julio con la gente que quieres y empezarlo igual? Pues no, no hay nada mejor.
Llegué ayer después de haber dejado al pobre Carlos solito en la estación de buses, más tristeeeeeeeeee y haciendo el viaje con una compañía inmejorable. Mi Unito querido.

El fin de semana empezó el vienes con la frustración de la fiesta Cacique. Después de encontrarnos Cris, Julio, Jgts, Cecy, Nacho y yo, fuimos a cenar a un indio (sin Jgts, claro) y antes de que se nos pasara la invitación fuimos al Sunrise, donde Julio nos había convocado para degustar una botella de ron Cacique y resulta que el local estaba cerrado. Me encontré con David y Miguel y me dijeron que llevaba cerrado desde el finde pasado por un problema de licencias. Me alegró verlos y así despedirme de ellos y desearle unas buenas vacaciones. Cecy se fue al Bogui, que para eso el la fotógrafa oficial de Chicos Malos. Nosotros nos tomamos una copa en la plaza mientras esperábamos a Uno y a Carlos. Y ahí va la primera impresión del rubiales MUY BUENA. Creo que cualquier cosa que le guste a Unito, me va a gustar a mi. Carlos es un encanto de niño y si encima hace feliz a una de las personas que más quiero, como no le voy a tener aprecio. Más tarde vinieron unos amigos de Carlos y ya todos juntos nos fuimos al Bogui. Vimos a los Chicos Malos mientras tomábamos una copa y sudábamos la gota gorda… Cuando acabo la actuación oímos un poco más al otro DJ y nos fuimos. Unos hacia Fuencarral y Julio y yo a Cibeles. Después de hablar un rato esperando el búho la despedida fue muy rápida debido a la llegada de buses ¡¡¡ten unas buenas vacaciones niño, ojalá sean como quieres que sean!!!

El sábado no madrugamos, creo que estábamos todos muertos así que sobre las 12 quedamos en el Négone. Para variar llegue tarde, pero…. Ayyyyyy que bien me lo pasé y encima GANÉEEEE, eso sí, vaya regalo de M***** para el ganador “un cómic” . GRACIAS chicos, creo que sin vuestra ayuda no lo hubiera conseguido. Una vez más no vimos la piscina de bolas, si no fuera por las fotos de la web o porque Julio me ha hablado de ella, pensaría que es una leyenda urbana. De allí a Tribunal donde nos encontramos con David, un amigo de Roberto, nos fuimos todos juntos a comer al Vips, donde casi nos deshidratamos esperando el agua. Edu y Lander se fueron a descansar y nosotros al Poplan, luego al templo de Debot, donde David y Carlos acabaron bajo la fuente; el calor era insoportable. Después Gran Vía arriba, hasta telefónica, donde nos metimos a cotillear. Desde un ordenador cotilleamos las fotos de Capulla de la noche anterior, luego jugamos con las Nintendo, con la wii y volvimos al calor de la calle para acabar en el mercado de Fuencarral. Allí nos despedimos quedando para vernos a la noche. Después del descanso, de un baño relajante, de cenar algo, quedé con Cecy, Jgts y otro amigos de ellos. Fuimos al Polyester, allí quedamos con el resto: Uno, Carlos, David, Edu y Lander. Estuvimos un buen rato decidiendo donde ir, ya era tarde y había que pagar para entrar en cualquier sitio. Mejor hacerlo en algún sitio que les apeteciera, así que os chicos acabaron en el Long Play y Jgts, Cecy y yo sentado en medio de la plaza de Vázquez de Mella. Cuando estábamos decidiendo si nos íbamos aparecieron Edu y Lander, así que nos quedamos un rato más y aparecieron el resto que cansados se fueron a casa, un rato después yo me despedí y me fui a casa. El domingo terminé de hacer la maleta, de recoger la casa y a las tres y media aparecí en Avenida de América para encontrarme con Uno, con el que me venía (por cierto, que te debo el billete, al final con las prisas y el follón de buses que había se e paso) y con Carlos que se iba más tarde.
Qué tristes son las despedidas ¡¡oye!!! Que penita dejar a Carlos allí sólo. Pero bueno… seguro que hay más encuentros.
Ha sido un estupendo fin de semana, no me canso de repetirlo. Me ha encantado conocer a Carlos, tanto como su sonrisa, esos abrazos, esos besos y la voz que tiene que me tiene conquistada completamente. Pero ante todo, me quedo con el beso de despedida del sábado por la noche. Un beso de esos que te dicen que te aprecian y que disipan los miedos de conocer a quien forma parte de la vida de la persona a la que quieres. Después de veros el fin de semana juntos, me habéis dado envidia... creo que me voy a buscar a alguien de quien enamorarme :D