... creo que me he dejado demasiadas cosas sin poner, ni aquí ni en mi diario de papel, por pura pereza. Así que voy a hacer un breve resumen, más que nada para acordarme de todo y de todos… quizá algún día quiera recordar y se me mezclen las fechas.
F. Me mandó un mensaje para saber si seguía viva. Siempre lo hace; dos veces al año, quizá para no olvidarme o para que yo no lo olvidé a él. Cosa impensable porque sé que seríamos dos personas muy afines a pesar de tener un carácter muy parecido y no querernos doblegar el uno al otro. Él quiere lo que quiere y gustosamente se lo daría si no fuera su única condición para vernos; no estoy hecha para que me condicionen. Ya es la tercera vez que me deja plantada y sé… que habrá una cuarta. Antes yo tenía miedo, ahora creo que es él quien lo tiene, más desde que un día que le dije SI.
S. me llamó. Iba a Ávila a un concurso de tunning y luego pasaría por Madrid para ir a la Warner, quedamos en que se quedaría en casa la noche del domingo al lunes, pero a pesar de que me estuvo llamando yo no oí el teléfono. Esa manía mía de dejarlo sin sonido en un cajón. La Warner estaba cerrada ya entre semana y cabreado se levantó temprano y se fue a Port Aventura sin habernos visto. Y me hubiera gustado habérmele encontrado de nuevo cara a cara y contarnos todo lo que yo
aquella noche olvidé, porque él sigue recordando y dice que nunca lo olvidará…
S2. También llamó para pedirme consejo sobre su novia. Hacía tiempo que no oía su voz. Sigue siendo cálida y con esos carraspeos tan suyos que hacen que las palabras se le atraganten. No sé si sólo le pasa conmigo porque se pone nervioso o le pasa con todo el mundo. Escuchar su voz me trajo al instante la mirada, intensa, de sus ojos verdes, la suavidad de sus labios y sus manos toscas. Un muro gris frente a la ventana de un patio minúsculo, un cuadro mío sobre su cama, silencios cómplices y paseos tranquilos. Fui yo quien se alejó de él, y de una relación que no llevaba a ninguna parte porqué él no entendía mi soledad ni mi tiempo.
Noche blanca en Madrid, muchos kilómetros recorridos en buena compañía: Cris, Norte, Vulcano y su chico. Fuegos artificiales bajo un árbol, escaladores en la Puerta de Alcalá, terror en la Casa de América y el universo en correos, Cibeles y Neptuno de colores cambiantes, cubos de luz vacíos en el Prado, colas en La Bolsa, colas en el Tisen (es muy complicado escribir Thyssen-Bornemisza), colas en El Prado, marea humana en el Ateneo. Descanso y cerveza en Santa Ana, tortilla y calamares bravos en Las Bravas, colas rodeando El Real, estatuas viviente inexistentes en los jardines de oriente, bailarinas de lejos en Sabatini, lluvia y una exposición increíble del fotógrafo chileno Martín Chambi, basura por todas partes en Fuencarral. Pura Vida, cervecita en Chueca, cervecita en el Boguie, el Gris cerrado, calimotxo en el bar de la esquina. GENTE. GENTE. GENTE. El Retiro desierto. Caminar. Desayuno en Manuel Becerra. Despedidas, abrazos calurosos y cansados, autobús, amanecer, casa, cama, sueño y muchas fotos, muchas risas, mucha gente. Y la mejor de las compañías:
Cris, Norte, Vulcano y su chico.J.H. vino a Madrid!!. Muchas ganas de verlo. No ha cambiado en estos meses. Sigue igual de delgado, igual de pálido, igual de genial. Incluso ahora me parece menos serio que el día que lo conocí. Café en el Starbucks. Javi, David, Miguel, David, Julio, David. Cena siendo 7 como para 10 en el chino. Tertulia sobre la educación y la juventud. Casi una botella de licor. Javi asaltando, como un loco, a los chicos de la calle para entregarles flyers de una discoteca. Despedidas hasta el día siguiente. Paseo hasta Manuel Becerra. Charlas. David. Lunes, más risas. Javi, Julio, David. Vacas pintadas. Bardemcilla. Javi, David, David. Paseo hasta Goya. David. Casa. Javi volverá en breve. ¡¡Que ganas!!! Te espero.
De
Jon ya hablé, muchas veces hablo de él aquí pero sin ponerle forma porque no le pongo nombre. Pero él tiene forma de estrella, de destino, de casualidad. Lo añoro, pero no lo busco, él sabe que estoy, que siempre estaré para él cuando me necesite. Ha cambiado de trabajo y viaja de vez en cuando a Madrid. Si el destino quiere, ese que nos tiene retenidos, lograré reflejarme en sus pupilas por fin y él me contará todo lo ocurrido.
V. también me dio los mimos que necesitaba, a oscuras, teniendo ganas de mi y yo de él. Esta vez sin las prisas de siempre, sin sus besos acelerados y sus dedos fríos. Fue más contenido, como cuando te comes, después de mucho tiempo, algo que te gusta y vas despacito para saborearlo entero. La exaltación del momento, el que nos puedan pillar; hace de esos momentos algo excitante, algo que en el fondo nos gusta pero hemos de refrenarnos el uno a otro para evitar el peligro de lo que puede suponer ser descubiertos. Hacemos todo lo posible por cruzar nuestras miradas, y contenemos el deseo que arde en uno y otro cada vez que nos rozamos con disimulo. Es lujuria pura.
Vecino nuevo le vi en la calle sin saber que vivía en mi propio bloque, coincidí con él en el ascensor. Ese incómodo espacio donde uno mira para todos los lado, juguetea con las llaves, abre las cartas del banco... todo menos mirar a la persona que tiene al lado, casi rozándola. Él me miraba y me preguntó con toda la confianza del mundo que como estaba, me llamó por mi nombre y me sentí ente incómoda y agradecida. Incómoda porque igual lo conocía de algo, pero no lo recordaba, agradecida porque en ese momento me pareció todo tan familiar, como el principio de algo nuevo. Le hablé sin atreverme a mirarle, sólo cuando me dijo adiós saliendo por la puerta me atreví a fijarme en sus ojos y su sonrisa. Dos días después volví a coincidir con él. Abrió la puerta del portal y me esperó. Pude deducir entonces que si tenía llave del portal tenía que vivir aquí. Me saludó absorto en sus manos que alargó para dar a su piso casi rozando con su dedo el mío que daba al botón. Me miro extrañado – coincidimos el otro día le dije- es verdad contestó y me sonrió. A veces te gustaría que las subidas en ascensor se hicieran eternas. No he vuelto a verle.
Proposición de
Norte para escaparnos a Valladolid a ver la obra de teatro en la que
Arek actuaba. Era arriesgado ir sin entradas, menos mal que tengo una amiga-compañera que vive allí y se acercó a sacárnoslas. Desde el martes 26 las tenía y nosotros callados como perros sin decir nada para que Arek no se enterara. El teatro estaba lleno y aunque nuestro actor favorito de Pucela se confundió en alguna ocasión, que el trono le quedaba enorme y el traje de rey no le hacía justicia me encantó verlo allí, en las tablas, haciendo lo que quiere hacer, irradiando felicidad, esa misma que asomó a sus ojos, incrédulos, al vernos allí. Tras la función tenía que estar con su gente un rato así que quedamos con él después de pasear Norte y yo del parque a la vereda del río y del río de nuevo al centro. Cantidad de adolescentes en plena efervescencia. Mejillones y calamares. Chicos en el balcón. Fotos. Nada dulce. Tetería, la misma chica borde. Arek viene. Llamada a Cecy, no contesta. Llamada a mi pececillo favorito: chico sano. Que bonito oír su voz, fue como tenerlo delante, con esa sonrisa que cautiva y esos ojillos azules mirándote con cariño. Vuelta a casa deteniéndonos ¡¡como no!! para levantar la barrera del cementerio. Sí, sí, la próxima vez foto allí delante todos. Despedida con pena, felicidad y sonrisas. Salida de Valladolid a las 3 de la mañana. Sopor de mirar las rayas blancas de la carretera. Sueño, ronquidos y dejar a Norte sólo al volante. Pido disculpas nuevamente. ¡¡¡vaya copiloto que te buscas!!! Mucho mejor Arki ;o) (se me olvidarán un montón de cosas de Pucela, así que igual Norte se manifiesta para recalcármelas: perdernos al entrar, que me hace caso cuando no lo tengo, esas chicas hablando raro, ticket de la hora hasta las 9 de la mañana)
Hay algunos sábados que son diferentes y el último de septiembre lo fue. Mi sevillano más guapo (de momento) y al que más quiero (de momento) venía a Madrid y no podía dejar de verle ¡¡quería verle!! Y que me diera un abrazo de los suyos, de esos de oso que te abarcan entera. Él cenaba con sus chicas y yo cenaba con Norte en un mexicano. Luego nos encontramos en la esquina.
Luigi cerveza en mano se acercó hasta nosotros que no lo veíamos. ¡¡¡Esa barba hay que quitarla!!! Estás muuucho más guapo sin ella. Conocí a
Azul_Oscuro, ¡¡un placer tener un nuevo color en mi vida!!! Cierto es que hablamos poco… esa timidez mía (y más cuando me dijo que me leía) que se refugiaba en las miradas de Luigi y cuando él hablaba con Vulcano por teléfono; en las palabras de Norte. Luego estuvimos en Truco y ya me fue imposible hablar con Azul. Pero tengo fotos que atestiguan que estábamos allí como amigos de toda la vida. Prometo hablarte más la próxima vez. Salida del Truco destino a otro sitio, confusión de quién se va con quién. Norte y yo al búho. Cansancio. Casa. Sonrisas en mis sueños.
FELIZ FINAL DE SEPTIEMBRE